Las placas tectónicas son las responsables de buena parte de los fenómenos geológicos y geofísicos que ocurren en nuestro planeta. La teoría de la tectónica de placas, desarrollada por Alfred Wegener hacia la década de los 60, se circunscribe en lo que se conoció como “teorías movilistas” para explicar el movimiento de las masas continentales a lo largo de la vida del planeta. Según se desprende de la explicación de esta teoría, la litosfera, que es la capa superior de la corteza terrestre se encuentra fragmentada o dividida en una serie de placas que se mueven constantemente sobre la astenósfera que es el manto fluido de la tierra y se encuentra debajo de la litosfera. Las diferentes placas se desplazan a una velocidad aproximada de 5 cm. al año. Este movimiento hace que se produzcan “choques” entre las mismas, originando distintos fenómenos tales como el surgimiento de montañas, sistemas de fallas, etc. Así mismo, asociado al contacto entre las distintas placas se encuentran los terremotos y volcanes. Los límites entre las distintas placas, en los bordes de las mismas, es donde se presenta la mayor actividad "tectónica" (sismos, formación de montañas, actividad volcánica) ya que es en éstos, donde se da la interacción entre placas. Hay tres clases de límite:
En determinadas circunstancias, se forman zonas de límite o borde, donde se unen tres o más placas formando una combinación de los tres tipos de límites. En síntesis puede afirmarse que la fisonomía del planeta continúa modificándose como producto del movimiento de las placas tectónicas; durante este proceso evolutivo la tierra ha pasado por distintas etapas, hasta constituirse en los distintos continentes que hoy conocemos:
Hoy, encontramos que existen 14 placas principales: África, Antártica, Australiana, Caribe, Escocesa, Euroasiática, Filipina, India, Juan de Fuca, Nazca, Pacífica, Norteamericana, Suramericana:
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